Un antiguo cuento chino nos relata que había una vez un campesino chino, muy pobre pero muy sabio, que trabajaba la tierra duramente con su hijo. Un día el hijo le dijo:
“Padre, que desgracia, se nos ha escapado el caballo”.
“Por qué le llamas desgracia? respondió el padre. “Veamos que nos trae el tiempo”.
A los pocos días el caballo regresó acompañado de una preciosa yegua salvaje. “Padre, que suerte” exclamó el muchacho, “Nuestro caballo ha traído un precioso caballo a nuestra casa”
“¿Por qué le llamas suerte”? repuso el padre, “Veamos que nos trae el tiempo”.
Unos días después el muchacho quiso montar la yegua y ésta, no acostumbrada a un jinete, se encabritó y lo arrojó al suelo.
El muchacho se rompió una pierna. “Padre, que desgracia” “Me he roto una pierna”. El padre con experiencia y sabiduría sentenció: “¿Por qué le llamas desgracia?”, “Veamos que nos trae el tiempo”.
El muchacho no se convencía de la filosofía del padre, pero pocos días después, pasaron por la aldea los enviados del Emperador, buscando jóvenes para llevárselos a la guerra. Al ver al joven con la pierna rota, marcharon si reclutarlo.
El joven comprendió entonces lo que quería decir su padre…que nunca hay que entender ni la desgracia, ni la fortuna como absolutas, sino que hay que dar tiempo al tiempo para ver si algo es bueno o malo.